Despedida sin un adiós.

Aquí estoy, pensando en cómo decirte tanto y nada. Y es que tan sólo pensar en que leerás todo esto me pone nerviosa y me tiemblan las letras. Pienso en ti todo el día. Sanaste la herida abierta que llevaba en el alma, sin siquiera saberlo, sin sospecharlo. Me di cuenta que para amarme sólo tenía que mirarte. Fuiste quien se quedó cuando ni yo misma estaba. Que valor, oye. Me he despedido tantas veces que estás segura de que pronto volveré. 
Debo confesarlo, también yo lo creo. 
Porque los días de la primavera vuelven año tras año; la luna nos 
abandona para visitarnos de nuevo; las flores renacen en las ramas. Es 
probable que también mi adiós sea solamente un hasta pronto. 
Pero conserva un instante la ilusión. No la apartes con tan violenta 
rapidez. Está noche mi corazón te volvió a llamar, te suplicaba entre cada latido, mis pulmones se apiadaron de él, y le comunicaron a mi cerebro que recordará el sonido de tu risa, el olor de tu piel, el sabor de tus labios. Está noche mi corazón se fue en búsqueda de una última mirada tuya, de una última lágrima para mis ojos. Está noche mi corazón me abandonó, dejándome en esta inhóspita soledad. Sabes algo, cuando te digo que me voy para siempre cree en mis palabras, y que una 
neblina de lágrimas vele un instante la oscura profundidad de tus ojos. 
Luego, cuando vuelva, sonríe maliciosamente cuanto quieras. ¿Te confieso algo? No sé como haré para dejar de necesitarte, para dejar de escribirte, para comenzar a olvidarte. No sé como fue que tu ausencia está cada vez más dentro de mi corazón, como cada que hay un latido le duele, le dueles; eres como una astilla en mi alma, como una quemadura en mi pecho. Como un amor no realizado. No sé si llorar me acerca más a tu recuerdo, o me aleja más del olor de tu pelo. No sé si llorar estrellas me hace querer decirte que te echo de menos. Quiero hacer de mis lagrimas polvo, quiero que tu ausencia ya no me duela,que tu olvido me sea indiferente, que encuentres una forma de aspirar todo el amor que conservo para ti, que me hagas olvidarte, que te lleves hasta la más pequeña partícula de tu ser de mi inexistente alma. También quiero que me digas que quieres que censure mis sueños, que no quieres que construya cuentos a tu lado, que ya no escriba más historias de trenes donde siempre he de encontrarte.
 Dime que quieres que no recuerde que llenaste cada rincón de mi cuerpo de tus huellas dactilares. Que en invierno, ya no serán tus brazos ese abrigo que era mi preferido. Dime que eso es lo que tú quieres. Enséñale a mis letras como odiarte, enseñarle a mi insomnio que no puedes pensarte de esa forma, enseñarle a mis manos a soltarte, enséñame a mi misma a dejarte. Llévate los suspiros que me robaste junto con los soles de las tardes con tu compañías, yo me quedo las lunas de insomnio y los ojeras en las que te contengo. Cuídate, cuidamos. -Recuerda que la mitad de mi se va contigo- Cuída tu labios en los que me perdí mil veces, cuida tus manos esas que me sostuvieron día a día, cuida ese cabello en el que me gusta enrredarme, cuidado tus ojos; esos ojos que me envuelven en suspiros, que me elevan, que me atacan, que me aprisionan, que me secuestran, que no me dejan irme, que solo me dejan quedarme.. Esos ojos que me aman, que adoro, que me dan todo. No me despido, no me voy, no término. No fue, es. Esto aún vive dentro de mi. Sigues viva dentro de mi. Así pasen mil años seguirás dentro de mi, como piel. Fue un place coincidir en esta vida contigo, fue un honor ser dueña de alguna de tus letras. Somos mucha historia para una sola vida, te veo en la siguiente. Te quiero, no importa en que vida leas esto.