Aquí estoy, pensando en cómo decirte tanto y nada. Y es que tan sólo pensar en que leerás todo esto me pone nerviosa y me tiemblan las letras. Pienso en ti todo el día. Sanaste la herida abierta que llevaba en el alma, sin siquiera saberlo, sin sospecharlo. Me di cuenta que para amarme sólo tenía que mirarte. Fuiste quien se quedó cuando ni yo misma estaba. Que valor, oye. Me he despedido tantas veces que estás segura de que pronto volveré.
Debo confesarlo, también yo lo creo.
Porque los días de la primavera vuelven año tras año; la luna nos
abandona para visitarnos de nuevo; las flores renacen en las ramas. Es
probable que también mi adiós sea solamente un hasta pronto.
Pero conserva un instante la ilusión. No la apartes con tan violenta
rapidez. Está noche mi corazón te volvió a llamar, te suplicaba entre cada latido, mis pulmones se apiadaron de él, y le comunicaron a mi cerebro que recordará el sonido de tu risa, el olor de tu piel, el sabor de tus labios. Está noche mi coraz